El valor de las empresas no sólo se mide por los beneficios obtenidos, el número de clientes que posee o la calidad de sus productos y servicios. Hay un elemento diferenciador y tangible que hace que la empresa crezca, se adapte a los nuevos tiempos y sea capaz de resolver conflictos: estamos hablando de los empleados.

El también llamado “capital humano”, – a mí me gusta más usar el término empleados para no enfocarlo tanto a la vertiente capitalista-,  representa el pilar básico por el cual debe sustentarse cualquier empresa.
Los empleados son el motor que pone en funcionamiento la actividad de una empresa para conseguir los objetivos comerciales establecidos.

Pero, ¿qué características debe poseer un buen empleado para considerarse como el máximo valor de la empresa?

En primer lugar, un buen empleado debe de identificarse con el ADN de la empresa, es decir, debe conocer cuál es la filosofía y cultura empresarial de la compañía en dónde trabaja, interiorizarla y hacerla suya, a partir de ahí debe de nacer en él un sentimiento de pertenencia y compromiso que refleje su responsabilidad hacia la organización.

Pero este sentimiento de pertenencia no puede existir sin el esfuerzo por parte de la Dirección en establecer un sistema de comunicación interno y fluido entre toda la estructura empresarial, comunicando en cada momento quién es la organización, qué valores la identifican, hacia dónde camina, qué estrategia va a seguir en cada momento, cómo va a afrontar los posibles obstáculos, etc.

Otra de las características que debe poseer un buen empleado es la capacidad deadaptarse al cambio, a las nuevas circunstancias sociales o económicas que puedan surgir en un momento determinado, como la crisis económica actual que estamos viviendo.
Así mismo, un empleado que sepa adaptarse a los cambios, será un empleado capaz de enfrentarse y resolver conflictos. De ahí la necesidad, de apostar por trabajadores que tengan óptimas cualidades y competencias personales y profesionales, capaces de superarse a sí mismos, de trabajar en equipo y de velar por los intereses de la empresa.

En Quimialmel velamos por nuestros empleados, por favorecer un buen clima laboral, interesándonos por las inquietudes individuales de cada trabajador, recompensando el trabajo bien hecho, formando equipos de trabajo óptimos, desarrollando aún más las cualidades y las competencias de los empleados a través de programas eficaces de formación.

En definitiva, nuestros empleados son los principales prescriptores y los que representan la maquinaria intelectual y física de nuestra organización, es decir, son la esencia de la compañía, y cómo tal hay que valorarlos y saber cuidarlos.

 

Autor: David Sorribes, Responsable de RRHH de Quimialmel Grupo